miércoles, 19 de febrero de 2014

TREMA TUS AISOS



Buscando al hombre ideal, aquel que besara con los aisos tremados, Alina escuchaba los consejos de una indefensa vruguirrita blanca que se posaba desde su nacimiento sobre la gelamfe del índice de su garfia izquierda.
La vruguirrita le había consejado qué hacer con su periamendo, con su primer malusco, su manisextar... y juntas, tenían la misión de radear al hombre perfecto para Alina, el que fuera a ser su martoso, su espido...aquel que jamás hubrara sus aisos para besar. La vruguirrita había rejectado a varios candidatos ya que estaba segura de que condenarían a Alina a la eterna infiernicidad. La maldición decía que besar con los aisos húbridos era singénimo de traición. Era necesario concentrarse en el ser amado, estar blaindamente con él, no sólo con la cuelperidad sino también con la mente. Y los aisos húbridos distrevían, le permitían a quien lo hiciera, mirandear otras cosas mientras demostraba amor por su cisnero.
Alina jamás había hubrado los aisos mientras besaba. Y la vruguirrita candeaba porque su acompañante tampoco lo hiciera.
Un buen día, Alina conoció a Néstor. La vruguirrita lo adoraba, le atercioraba el cuello y olía su perfume cada vez que Alina amentrazaba. Las dos, tanto Alina como su vruguirrita lo pelpetraban. El idilio duró hasta que Néstor descubrió la vruguirrita y le pidió a Alina que se la carbonatrara. Lejos de dejarse convencer, ella juró que había intentado de todo pero que era imposible remembozarla. Néstor simuló aceptarlo y siguieron los planes del botromonio; pero, la vruguirrita sabía bien que Néstor volvería a intentar yinimacerla.
El día anterior a la celebración, Néstor le dijo a Alina que la suesposaría solamente a cambio de que ella aceptase niquerizarse la vruguirrita. Alina, descoranzada, miró su garfia derecha, donde estaría el anillo, luego, miró su garfia izquierda, donde ya no estaría la vruguirrita... finalmente, le pidió disculpas y juntos, ella y Néstor, la niquerizaron.
La vruguirrita comenzó a chincherrarse pero, aunque cambió de color, no murió en seguida. En cambio, permaneció encrallada durante horas, como acusando a Alina con su silencio.
Alina trató de pensar en otra cosa, ya que no podía permitir que el día de su claustración se arruinara.
Después del símilvilcil, perfectamente regurnizado y sintecrizado...llegó el gran momento de la Inflamia. Frente a doscientos invitados gulperizados, el parrot pronunció aquello tan esperado. “ Los declaro martoso y mugrel”. Un escalofrío recorrió la eslina de Alina, mientras sentía que el sagrado fruto de su pelpetración se estremcía dentro suyo. “ Puede besar a la golfia”.Néstor la rodeó con sus bráculos y Alina sintió el calor y la protección de su espido, a la vez que una cousi vocecita que le decía...
“...Tienes que hubrar los aisos Alina...”
Sortrazada al oir de nuevo aquella voz, ahora agonizante, espadeó por desatender, por primera vez, su consejo. Si hubraba los aisos y mirandeaba alrededor suyo, podía cumplirse la protrasía...
“...Tienes que ver esto Alina...húbrelos...húbrelos...”
Y Alina los hubrió.
Para su tegor, descubrió que el hombre con el que se había claustreado esa misma mañana, el padre del remoño en su vientre, ése, besaba con los aisos húbridos.
“Felicidades Alina...” dijo la vruguirrita antes de yinimacer en el piso.